martes, 1 de abril de 2008

Aportación destacada de un usuario

Todo este asunto de las negociaciones con el IBSalut es una gran tomadura de pelo. Nos están toreando como quieren, y nosotros nos dejamos. Tras varias semanas de conflicto y después de haber dado bastantes vueltas a la cuestión, éstos son los puntos que tengo claros:



1) Sobre la justicia de nuestras reivindicaciones

Muchísima gente, en casi cualquier ámbito laboral, se siente mal pagada. El valor de nuestro trabajo es subjetivo. El precio que se le dé dependerá de lo que nosotros como colectivo logremos arrancar a la Administración. El pretender ganar más por nuestro trabajo es una aspiración respetable y justa. No tiene sentido compararnos ni con profesionales no sanitarios de otros ámbitos ni con médicos de otras naciones ni de otros ámbitos geográficos específicos. El técnico informático, el fontanero o el electricista que nos hacen un traje cada vez que requerimos sus servicios han logrado imponer sus honorarios en un marco de competencia. Cuando se te llena el garaje de casa de agua, cuando te salta el cuadro eléctrico de casa y no lo arreglas moviendo el diferencial, o cuando tienes que llevar el PC a la tienda para que te lo recauchuten, no tienes más alternativas. O pagas, o te jodes. Y pagarás lo que te pida el profesional que te atienda. Por otra parte, lo que cobren los médicos especialistas por trabajar en El Hierro o en la Isla de Man, a la Administración se la suda. Dicen que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. Tan justas son nuestras reivindicaciones como justa es la posición de la Administración para pasar de ellas. La única forma que tenemos de conseguirlas es mediante la presión colectiva. Una reivindicación justa se satisface por vía judicial. No hemos de entrar en polémicas acerca de si es justo o no lo que pedimos. Nosotros ponemos un precio a nuestros servicios y tratamos de hacer que la Administración pague ese precio hacíendo ver a los gestores las nefastas consecuencias que para el funcionamiento del sistema sanitario supone mantener al colectivo médico encabronado. Dichas consecuencias implican, pero no se limitan a, una huelga, derecho constitucionalmente reconocido.

Por otra parte, hemos de prescindir de otros colectivos. Los compañeros de otros estamentos han de buscarse la vida para conseguir sus reivindicaciones, sean cuales sean. No es una cuestión de insolidaridad sino de sentido común. Si ya de por sí somos un colectivo un tanto heterogéneo, mezclarnos en un batiburrillo con el resto de trabajadores del IBSalut sería suicida para nuestras aspiraciones. El efecto dominó que puedan generar nuestras demandas no es problema nuestro. Que sea el IBSalut quien lidie con él. Seguro que es capaz de envolver nuestros logros del modo más conveniente. En este conflicto los otros sindicatos han tomado el partido lógico que corresponde a sus intereses, que no coincide con los intereses de la clase médica. Hacen su papel protestando.



2) Sobre el empleo de la presión

Cada uno se mueve por su interés particular. El interés particular de la mayoría de los médicos en este conflicto radica en incrementar sus emolumentos a fin de mes. El interés particular de los gestores del IBSalut radica en no ceder a estas pretensiones, o ceder lo mínimo. El interés particular de una minoría de médicos paniaguados y estómagos agradecidos consiste en hacer frente común con los gestores del IBSalut a fin de mantener, o incluso mejorar, su status quo. Es evidente que el IBSalut no va a ceder en nada por las buenas. La única forma de conseguir nuestras reivindicaciones es mediante el recurso a medidas de presión que deterioren el funcionamiento del IBSalut desde el primer día que se apliquen. Los gestores del IBSalut están encastillados y será muy difícil hacer que se bajen del burro por las buenas. Si queremos lograr nuestros objetivos, las medidas de presión han de ser especialmente intensas. Días de huelga aislados son como pataditas en las espinillas.

Antes de decidir las medidas de presión, hay que reflexionar acerca de si estamos dispuestos o no a emplear toda la artillería. Si no lo estamos, olvidémonos de las reivindicaciones. Con medidas de broma no vamos a lograr nada. Si lo estamos, entonces nuestras reivindicaciones han de ser máximas. Se trata de un órdago. Si nosotros amenazamos con medidas de presión fuertes, es para obtener beneficios importantes. Para pedir calderilla no ponemos toda la carne en el asador. En cierta medida es como un juego en el que nuestra apuesta es fuerte, pero en el que aspiramos a ganar mucho. Si perdemos, y luego veremos las posibilidades que tenemos de perder, nuestra pérdida será de una cantidad monetaria pequeña en forma de reducciones salariales por días de huelga. Si ganamos, conseguiremos un muy sustancioso incremento económico mensual fijo. En resumen. tenemos poco que ganar y mucho que perder.



3) Lo que pedimos

No hemos de caer en la hipocresía. Nuestras reivindicaciones son básicamente monetarias. Queremos ganar más dinero a fin de mes. Y punto.

El problema de la OPE y de las plazas a concurso no es esencialmente económico, y la Administración es la primera interesada en tener médicos fijos. Sacar plazas a concurso le beneficia a ella también. Otra cosa es que sean idiotas y no lo hagan. Esta ha de ser una reivindicación secundaria, y vendrá por añadidura.

El problema de la falta de médicos es muy matizable. Faltan médicos de algunas pocas especialidades en algunos pocos sitios. El mercado laboral no es tan crudo como lo era hace diez años, pero hablar de déficit de médicos no se corresponde con la realidad. En cualquier caso, la asignación de cantidades económicas para recompensar a médicos que quieran venir aquí y que se comprometan por un determinado número de años no ha de ser una reivindicación nuestra. Nuestra reivindicación es para conseguir mejoras para nosotros, no para médicos que no han venido, y que no van a repercutir en nada sobre nuestra nómina. Que nos ofrezcan como concesión dar dinero a médicos que todavía no han venido es una broma.

El incremento salarial ha de ser importante y no vinculado al 100% con las guardias. Es fundamental rechazar incrementos salariales relacionados con cumplimiento de objetivos o con el desempeño de tareas adicionales. Este tipo de complementos salariales dan un importante margen a la arbitrariedad de jefes de servicio, coordinadores, directores médicos y gerentes. Será un dinero que se dará a unos sí, a otros no, a otros a medias, y el año que viene ya veremos. Será un medio de recompensar a los adictos, de castigar a los rebeldes y de dividir todavía más al colectivo. El incremento salarial no vinculado a guardias ha de ser para todos los médicos y del mismo importe. Y luego, que le llamen como quieran.

El incremento vinculado a guardias ha de ser importante. Como se comentó antes, para ganar un euro más a la hora no montamos este pollo. Treinta euros la hora ya es una cantidad razonable.

La formación continuada ha de ir aparte, pero es un concepto tan volátil que no veo cómo se puede negociar en estas movilizaciones. Es un objetivo secundario. Cuando logremos incrementar sensiblemente nuestra nómina mensual, ya hablaremos de formación continuada.



4) Estado del colectivo

El colectivo médico se encuentra tradicionalmente muy desunido. No es ninguna novedad. Mediante las actuales movilizaciones y asambleas se va detectando un núcleo duro de unión que puede cohesionar a parte de los médicos. Es lamentable que lo único que nos pueda unir sea el vil metal, pero las cosas son como son. Aún así, entre los médicos comprometidos con las reivindicaciones hay mucha heterogeneicidad. Cada uno tiende a ir por su lado, la comunicación es escasa y pesa mucho el qué dirán. Los representantes sindicales carecen muchas veces de capacidad de liderazgo y la auctoritas recae sobre líderes electos en asambleas o sobre compañeros especialmente carismáticos.

Bastantes compañeros no se suman a las reivindicaciones por presiones de sus jefes de servicio o coordinadores. Si tu jefe directo es un sicario del IBSalut y tu contrato interino se renueva cada seis meses, el más elemental instinto de supervivencia te recomienda no significarte, no secundar las movilizaciones, confundirte con el paisaje y verlas venir.

Por último, una minoría bastante influyente actúan de forma activa saboteando el movimiento reivindicativo. Algunos jefes tienen implantado un régimen de terror laboral en su servicio, y el que se mueve no sale en la foto. Otros se visten con piel de cordero, adoptan un tono benévolo y comprensivo, y ejercen de abogados del IBSalut. Con buenas maneras nos dicen que "la huelga no es el camino", nos ilustran acerca de lo buenos que son los gestores del IBSalut, nos recomiendan que aceptemos las migajas que nos ofrecen e intentan ilusionarnos con un promisorio futuro profesional en una Arcadia feliz dirigida por tan sabios gerentes. Su caso es especialmente sangrante, porque son los paniaguados del sistema. Son los que decidirán quién cobra los cinco mil euros vinculados con óbjetivos y quién no.

Un último factor que juega en contra nuestra es la dispersión geográfica en diferentes centros y en diferentes islas, lo que favorece una deficiente comunicación entre nosotros.



5) Estrategia de la Administración

La estrategia de la Administración es muy simple: perder el tiempo, patada para delante, dividir al colectivo y esperar la autolisis del movimiento reivindicativo. Marca los tiempos a su ritmo. Reuniones cada dos semanas en las que no se concluye nada significativo o en las que se ofrecen cosas indignas. Divide los problemas en mesdas. Plantea cuestiones terminológicas sobre las que nosotros entramos al trapo entablando discusiones bizantinas. Plantea cuestiones que ni nos van ni nos vienen, como el complemento de captación. Plantea cuestiones que ahora no son objeto reivindicativo, como la cuestión de la formación continuada (la cual, por cierto, funciona razonablemente bien en manos de la iniciativa privada de los laboratorios). El tiempo juega de su parte y la Administración lo sabe. Mientras nos entretiene con bobadas, el reloj corre, la gente se cansa y los sicarios del IBSalut van haciendo cada día su trabajo de zapa. Si no se cambia el rumbo, la estrategia de la Administración es una estrategia ganadora.



6) Nuestra fuerza

La fuerza que tenemos los médicos es potencialmente muy grande, pero depende del grado de cohesión que tengamos como colectivo. Cuanto más numeroso sea y más unido esté el colectivo médico reivindicativo, más fuerza podrá hacer con su presión. Esto parece de Perogrullo, pero no lo tenemos en cuenta a la hora de actuar. Un colectivo médico medianamente numeroso, bien cohesionado, organizado y coordinado puede tener en jaque a la Administración. Los medios de presión que tenemos son muchos, y no se limitan a la huelga. Aún trabajando, podemos colapsar el sistema en no demasiado tiempo si adoptamos la actitud adecuada. Si queremos, la sartén por el mango la tenemos nosotros. Hemos de ser bien conscientes de ello.



7) Propuesta de estrategia

Una vez bien establecidos los beneficios de una acción unitaria, coordinada y enérgica y con los objetivos planteados e irrenunciables es hora de pasar a la acción. Tal y como antes comenté, el planteamiento actual hace que el tiempo transcurra a favor de la Administración. En primer lugar hay que invertir la situación y hacer que el reloj nos favorezca. Lo de mostrar signos de buena voluntad hacia la Administración, quien siempre y hasta que no se demuestre lo contrario actúa con mala voluntad, es absurdo. El paso lógico es convocar una huelga indefinida hasta que no se acepte íntegro nuestro pliego de demandas. Una huelga médica indefinida y masiva no sería soportable por la Administración durante mucho tiempo.

Existiría el problema económico de la pérdida monetaria causada por los días de huelga, pero como indiqué anteriormente, el gran beneficio posterior justificaría la pérdida inicial. Los funcionarios de justicia llevan más de dos meses en huelga y su capacidad de aguante financiero no creo que sea tan grande como la nuestra. Por otra parte, su función, si bien muy importante, no repercute tanto como unas huelga de médicos. La gente necesita más cuidar su salud que sus pleitos. En cualquier caso, los más económicamente necesitados podrían cubrir los servicios mínimos. Se podría plantear, aunque desconozco la factibilidad, que si el IBSalut acaba cediendo, se abonen los días de huelga como trabajados.

Mientras no se haga huelga indefinida, o durante los servicios mínimos, habría que adoptar una actitud de trabajar con celo extremado. Todos nos entendemos y no hace falta entrar en detalles. También hay que plantearse solicitar bajas médicas en caso de no hallarse uno en condiciones para trabajar. No se trata de hacerse el héroe acudiendo al hospital con una lumbalgia, con una cefalea o con un brote de colon irritable. Lo fundamental es la coordinación.

Sería muy útil saber de forma fiable las fuerzas con las que contamos, hospital por hospital y servicio por servicio, así como el grado de compromiso de cada uno de nosotros. Por ejemplo, los que tienen consulta privada por la tarde podrán aguantar más, así como aquellos cuyo cónyuge trabaje en otro sector. Aquellos cuyo sueldo suponga el único soporte de su familia y económicamente sean más vulnerables podrán cubrir, como dije antes, los servicios mínimos. También podemos mantener un registro de dinero descontado por cabeza durante la huelga y cuando se obtengan los beneficios económicos los que menos hayan perdido que compensen en parte a los más damnificados. También se pueden coordinar las diferentes actuaciones a fin de que podamos hacer el mayor daño a la Administración sufriendo nosotros lo mínimo mientras dure el enfrentamiento.

Las posibilidades de ganar el envite si se hacen las cosas como tocan es muy grande, pero hay que actuar ya. Recordemos que, de momento, el tiempo juega en nuestra contra.

Otros dos aspectos que hay que cuidar son los de comunicación entre centros y la identificación y neutralización informativa de los topos que trabajan para el IBSalut y que pretenden sabotear las reivindicaciones. Para la comunicación entre centros, Internet es fundamental. Podemos hacerlo a través del foro del Simebal o mediante el blog Médicos Cabreados (medicoscabreados.blogspot.com). Además de una función meramente informativa, va muy bien para mantener la moral alta estar permanentemente en comunicación con los compañeros de lucha. Respecto a los paniaguados y a los estómagos agradecidos, todos los conocemos y ellos mismos se delatan cada vez que dicen algo. Hemos de hacer oidos sordos a sus cantos de sirena.





EN RESUMEN



- Nuestras reivindicaciones no son ni justas ni injustas, son unas demandas que hacemos y que depende de nuestra capacidad de presión que las consigamos o no

- No nos comparemos con nadie: demandamos lo que queremos conseguir, y punto

- Nuestros adversario es el IBSalut, un ente que se caracteriza por el mal trato que da a sus empleados, su ausencia de moralidad y su cinismo en todas sus actuaciones; no hay que concederle ni el beneficio de la duda, ni sentir lástima por la institución ni mostrar signos de buena voluntad

- La unión, la cohesión y la organización son fundamentales

- Se trata de echar un órdago: las reivindicaciones son importante y la fuerza que hemos de hacer ha de ser proporcional

- Las reivindicaciones son pocas y no negociables y se basan en incrementos retributivos ajenos a decisiones arbitrarias, discreccionales o al incremento de la carga de trabajo

- No caigamos en las trampas dilatorias y enturbiadoras de la Administración

- No consideremos como logros decisiones de la Administración que no nos benefician

- Este movimiento puede ser el inicio de mejoras profesionales en el futuro si tenemos éxito o la causa de que la Administración nos tome por el pito del sereno durante mucho tiempo si fracasamos

4 comentarios:

Fonendo dijo...

Fenomenal revisión del estado actual que ha merecido aparecer en un lugar destacado.

Anónimo dijo...

El IBSalut nos tiene explotados, encabronados y rebotados. Nos paga una mierda y nos trata como la escoria. Y nosotros cada día vamos a cumplir nuestro deber como probos funcionarios que somos. Alguno hay que nos insta al estajanovismo y nos cuenta las bondades del sistema sanitario y nuestra importante función social. Nosotros nos limitamos a manifestar nuestra irritación en pequeños corrillos, en asambleas medio caóticas y en microhuelgas de mentirijillas. NO ES ESTO !!
Ante todo, acabemos con la hipocresía. No todos los que trabajan con nosotros son nuestros compañeros. Entre nosotros tenemos enemigos. Y no me refiero a los que pasan de las reivindicaciones, que están en su derecho a hacerlo. Nuestro enemigo es, por ejemplo, el que intenta socavar la moral de los descontentos explicando las bondades de los gestores. Nuestro enemigo es el jefe de servicio que advierte a sus adjuntos uno a uno de los "riesgos" que implica adherirse a las movilizaciones y sus implicaciones sobre la estabilidad laboral del interesado. Nuestros enemigos son los jerarcas del IBSalut, de directores médicos hacia arriba. Deberíamos denunciar en estos foros cibernéticos, con nombre y apellidos, uno a uno, a los que combaten nuestras reivindicaciones en cada centro. Hay que quitar la máscara al enemigo. Si amenazan a sus ajuntos interinos con no renovarles el contrato si se adhieren a la huelga, que se sepa en público.
En segundo lugar, hay que organizar una resistencia efectiva. Hay que elaborar, a través del abogado del SIMEBAL, "vías clínicas" para actuar en caso de coger una baja, librar trar una guardia localizada en la que te hayan llamado "oportunamente" de madrugada, por si tu jefe de servicio te obliga a dar un alta que consideras prematura, etc. Hay que extremar el celo, coger bajas médicas si uno no está en condiciones y no esforzarse lo más mínimo en frenar el inevitable colapso del sistema. El soporte del abogado es fundamental. La coordinación entre nosotros también. Si funcionáramos de forma sincronizada entre las diferentes especialidades haríamos mucho daño.
Se trata de que el sistema se vaya colapsando poco a poco, y que sea el propio IBSalut el interesado en llegar a un acuerdo. Ahora los interesados, los que perdemos el culo, somos nosotros. Ha de ser al revés. Hemos de apretar las clavijas todo lo que podamos y que sean los gestores del IBSalut los que acudan a nosotros pidiendo árnica, en cuyo caso se les podrán dictar las condiciones. Lo que está pasando ahora con las mesas de negociación es una tomadura de pelo clarísima. La estrategia ha de ser la de elaborar un pliego de demandas, dársela a la secretaria de Pomar, empezar a presionar entre todos por las múltiples vías que ya sabemos, y cuando el sistema esté lo suficientemente jodido, que vengan a decir que aceptan las demandas. Y entonces a lo mejor sería momento de pedir algo más. Por las molestias que nos han causado.
Si dicen que es un conflicto político, como si dicen misa. Podríamos decirles que los gestores del PSOE son tan nefastos como lo fueron los del PP. Podemos decirles que en el movimiento reivindicativo hay médicos de todo el espectro ideológico. Podríamos, pero no nos hace falta hacerlo.
Lo único que hay que comunicar a los gestores del IBSalut es el pliego de demandas. Ni una palabra más. Ellos mismos.

Anónimo dijo...

Existe un texto de trabajo con propuestas concretas de actuación. Me gustaría que representantes de cada hospital se pusieran en contacto conmigo y así os lo envío por correo electrónico y lo hacemos circular entre nosotros.

DrFilstrup@gmail.com

Anónimo dijo...

Fracaso total en las negociaciones.
Alguien esperaba otra cosa ?? Esto se veia venir desde el principio, y muchos lo dijimos. Lo de los "signos de buena voluntad" fue una rechifla.
A ver si despertamos. Los del IBSalut son unos FACINEROSOS. Si queremos doblegarlos, hemos de ir a saco. Si no, pues que nos sigan dando por el por culo como hasta ahora. La alternativa es simple. Las pataditas en las espinillas y el despotrique en los pasillos no sirve de nada.